El plan original de nuestro viaje a Polonia no era empezar visitando las minas de sal de Wieliczka sino visitar Auschwitz camino de Wroclaw (Breslavia) pero los precios de los hoteles en esta ciudad polaca se habían aumentado considerablemente.
Llegamos temprano por la mañana a Cracovia y nuestro vuelo a Varsovia salía a las 21:20 así que pensamos que podríamos aprovechar ese intervalo de horas (casi 12) para hacer una excursión e introducirnos en el interior de la tierra. En una entrada anterior os contamos como ir a las minas de sal desde Cracovia y así os ahorramos la lectura en ésta.
Cuando estuvimos nosotros (Junio/Julio 2016) no había consignas en el aeropuerto de Cracovia porque estaban de obras. Nos tuvimos que ir con el trolley de excursión.
Nada más llegar a la estación para coger el tren nos dirigimos a un expendedor automático de billetes, intentamos pagar con tarjeta pero no nos lo permitía porque el importe era muy pequeño. Pensamos, pues nada, pagamos con efectivo y de paso cambiamos un billete de 50. ¡Sorpresa!, tampoco pudimos porque la máquina decía que el billete era demasiado grande. En ese momento vimos pasar a una señora con un pañuelo de la compañía de tren y nos dijo que podíamos pagar dentro del vagón sin problemas, menos mal. Ya me veía volviendo al aeropuerto a comprar cualquier cosa para cambiar un billete. Por cierto, el precio es de 11 PLN (menos de 2 euros).
El tren es cómodo y espacioso. Fue divertido ver como el bolso de Manmely se deshacía, jajaja. La pobre acabó con trocitos blancos por todos los lados. Menos mal que la mochila que llevamos iba vacía y pudimos meter sus cosas.
Visita a las minas de sal de Wieliczka
En poco más de una hora ya estábamos en el destino, además no te puedes equivocar porque allí termina la línea. Desde la estación se ve el edificio desde donde se entra a las minas de sal.
Hacía muchísimo calor y nada más llegar nos dimos cuenta que tenían un espacio para guardar maletas y mochilas de los turistas para que no carguen durante el recorrido por el interior con ese peso. Os recomendamos que dejéis todo lo que podáis porque el paseo es largo y se bajan muchas escaleras. No os olvidéis algo para el frío, dentro la temperatura ronda los 14ºC.
La visita siempre es guiada. Si quieres que la guía hable en un idioma en concreto tendrás que revisar en el panel informativo cuando es el tuyo y comprar el ticket para ése en concreto. Nosotros no queríamos esperar 2 horas a que fuera en castellano y preferimos entrar en italiano en sólo 30 minutos. La verdad es que nos enteramos bastante bien y así aprendimos palabras en italiano. En polaco y en inglés hay cada hora así que si dominas alguno de los dos idiomas lo tendrás más sencillo.
Durante el recorrido te van explicando cuándo y cómo se descubrió la mina de sal, la forma de explotación de la misma, cómo influyó en la economía de la zona e incluso cómo se convirtió a lo largo de los años en una atracción turística visitada por reyes y famoseo de distintas épocas.
Bajas hasta 135 metros de profundidad, recorriendo pasadizos, lagos y cámaras. Nada más entrar reparten unos auriculares para que escuches bien a la persona que te guia por el interior. Por supuesto, que nos tocó uno roto, concretamente a Manmely. Empezamos a bajar por unas escaleras de madera que parecía que no terminaban nunca. Cuando conseguimos reunir al grupo completo ya estábamos a más de 60 metros.
Y empieza el recorrido, los pasillos están cubiertos con madera que tiene más de 400 años y por acción de la sal están conservados perfectamente.
Durante la visita, pasas por diferentes cámaras decoradas con estatuas hechas con la misma sal que se extrae en Wieliczka.
Es muy interesante porque mediante esculturas, estatuas y maniquíes explican cómo trabajaban y sacaban las rocas de sal para procesarlas en el exterior.
Te puedes hacer una idea muy clara de lo dura que tenían que ser las condiciones de vida. Tenían ascensores movidos por tracción animal o humana, los pobres caballos una vez que entraban en la mina se pasaban toda su vida en el interior sin volver a ver la luz del sol.
Incluso una versión de los enanitos de Blancanieves, hay un fallo. ¿Quién se de cuenta?.
Lo más espectacular es una iglesia completamente tallada en las paredes de sal con enormes lámparas de…. ¿Adivináis?. Sí, de sal.
Al altar no le faltaba un detalle.
Las paredes también están labradas con escenas de la biblia, al igual que el altar.
Y por supuesto, una estatua de Juan Pablo II.
Por cierto, para hacer fotos a la Iglesia tendrás que pagar 10 PLN.
Para terminar te dejan en la tienda, que no puede faltar y en una zona donde tienes más libertad. Vimos una película con la historia de la mina de sal de Wieliczka en un cine 5D (No sólo era 3D, además tenía aire y movimiento) que fue muy divertido e interesante. Por si os interesa, también tienen un salón para celebrar bodas y un bar.
Os estaréis preguntando, que si hemos ido bajando poco a poco cómo íbamos a subir. Pues en un montacargas súper ultra rápido donde sólo caben 12 personas, muy muy apretadas. Al entrar empiezan las sonrisas nerviosas pero cuando arranca y coge velocidad se le cambiaba la cara a más de uno.
Después de tres horas paseando bajo tierra salimos con algo de hambre y justo enfrente había un kiosco donde tenían pierogis, es un plato típico polaco de pasta relleno de diferentes viandas, y decidimos que era el momento de probarlos. Nos gustaron bastante para ser los primeros que comimos.
Paseo por Wieliczka
Como teníamos tiempo de sobra para volver al aeropuerto decidimos dar un paseo por este municipio.
Empezamos por el parque Juan Pablo II, está justo enfrente de la mina así que no tiene pérdida y fácilmente identificable por la estatua del famoso Papa polaco.
Visitamos también una iglesia que nos impresionó por su interior y lo fresquito que se estaba dentro, no esperábamos una iglesia así.
Los polacos son muy católicos por lo que son muy respetuosos con sus edificios y tradiciones.
Estaba cerrado y no pudimos entrar, tampoco sabemos si se puede, pero había un edificio que servía como administración de la mina que estaba fortificado y amurallado. Nos resultó bastante curioso.
También es muy curiosa la plaza principal del pueblo (Wieliczka) donde han dibujado en el suelo como si le hicieran un corte en la tierra y vieras lo que hay debajo. Si te que lo colocabas en un punto en concreto, tienes una visión desde arriba y en 3D de las minas que has visitado.
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Final del día
Me gusta estar con tiempo en los aeropuertos, soy así, no me importa estar 3 horas antes si me aseguro que no pierdo el avión. Así que volvimos pronto a la estación y el tren se retrasó media hora, menos mal que fuimos con tiempo de sobra. Cuando Manmely vio que el avión era de hélices no le hizo mucha gracia pero el vuelo fue estupendo y llegamos en hora a Varsovia. Llegar al hotel fue bastante fácil porque un autobús nos llevó a la estación de tren y desde allí al hotel fue un paseo andando. Acabamos cenando los bocadillos que nos hicimos para el primer avión y así terminó nuestra visita a las minas de sal de Wieliczka.
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Con el turismo es verdad que están subiendo los precios en algunos sitios de Polonia, ya lo había oído de Cracovia también.
Están muy bien las figuras para ser de sal, nunca había visto nada parecido. Oye, por cierto, también estás mucho mejor con el pelo corto 😉
Juan Pablo II está por todas partes en Polonia, como era de allí el hombre, lo veneran a tutiplén. Además es un país muy católico como dices, conque… una amiga mía es polaca y ya me comentó que la educación allí desde niños es practicante.
La iglesia, tienes razón, una preciosidad. Lo que me llama la atención es que hiciera tanto calor fuera.
Pues nada, ya sabemos dónde ir la próxima vez que visitemos Polonia.
Ohhh, mi pelo… Lo echo de menos, pero la verdad que el corte de pelo ha sido todo un éxito.
Hizo muchísimo calor, ya leeréis el siguiente post sobre Varsovia donde nos cocimos directamente.
Polonia nos resultó barato, imagino que cuando salieron de la influencia rusa los precios serían irrisorios.
Muchas gracias por pasarte Annick
Sin duda uno de los lugares más peculiares de Polonia que además gusta a grandes y chicos. Me encantó la visita, y ver vuestras fotos me ha vuelto a llevar a ese lugar fresco que era un respiro al calor de la calle. Ah y lo del montacargas me encantó!
Un abrazo
Nosotros en el montacargas nos subimos con una familia de Filipinos y los caras que iban poniendo fueron bastante divertidas.
Nosotros no llevamos nada para el interior pero como seas un poco friolero, no viene mal llevar algo para no pasarlo mal.
Gracias por el comentario y saludos viajeros
Me encanta estas visitas. Espero poder visitarlo alguna vez, si no no pasa nada, con las fotos y la explicacion has hecho que me traslade allí. Saludos
Gracias a ti por tu comentario Belén.
Es un lugar curioso que visitar y además fresquito si vas en verano.
Saludos Viajeros