Nos levantamos temprano en Karlovy Vary para ir a hacer fotos de día por donde paseamos anoche.
Visitamos uno de los balnearios donde había un geiser constantemente expulsando agua.
Y probamos el licor de hierbas tradicional checo
Volvimos a hacer el mismo recorrido y con las cámaras llenas nos fuimos a hacer el checkout del hotel y recoger el coche.
No se puede olvidar hablar del espectacular buffet del hotel (Romance Puskin), gracias a él mejoró nuestra opinión del mismo.
El camino desde Karlovy Vary hasta Cesky Krumlov se nos hizo pesado, teniendo en cuenta que en este país lo habitual son las carreteras de doble sentido y hay pocas con dos carriles.
Cuando nos dio hambre paramos a comer en un bar de un pueblecito donde nos comimos una sopa de ternera con fideos con la que me achicharré, un plato de lentejas con cebolla frita y una salchicha achorizá y un plato de arroz con cerdo, maíz, guisantes y champiñones con queso gratinado con dos bebidas por 8 euros (199 coronas checas).
Así se me quedo el labio
Llegamos a la Penzion Delanta sin problemas. Allí nos recibió la mujer de Martin (es la persona de contacto) y su hijita ofreciéndonos dos habitaciones a elegir. Ambas eran espaciosas, bien iluminadas, limpias y como pudimos comprobar después la cama era muy cómoda. Martin llegó al rato para darnos la bienvenida y darnos las instrucciones básicas: “En la nevera de la cocina hay cervezas, si os apetece solo tenéis que cogerlas”.
Después de descansar un rato nos fuimos a pasear por el centro histórico de esta bien conservada ciudad medieval.
Siendo patrimonio de la humanidad por la Unesco no nos podía defraudar. Es preciosa, sobre todo el entramado de sus calles y las formas de sus casas. La ciudad esta ubicada en los meandros del rio Moldava y esta dividida en dos. En una zona esta el centro en si y enfrente encontramos un castillo imponente.
En el foso del castillo tenían un par de osos, que no sabemos realmente la utilidad pero no nos gustó ver a ese par de animales allí metidos. Había carteles diciendo que no les arrojaran comidas pero seguro que más de un turista lo hacía.
Vistas desde el castillo.
Lo bueno de viajar en Junio es que los días se alargan los que nos permitió recorrer toda la ciudad, el ayuntamiento, la iglesia, el barrio de los artesanos y el castillo.
Interior del castillo
Nos comimos un dulce que nos resultó muy curioso porque se hace en un rodillos que giran sobre el fuego y así los van tostando. Estaban realmente buenos.
Las vistas eran una maravilla, miraras donde miraras.
Acabamos comiendo en un lugar llamado “Catacomby”, que esta en las catacumbas de un hotel. Nos comimos una hamburguesas sin pan “Kruburguer” que estuvieron bastante buenas.
Lo único malo de la pensión es que estaba a 10 minutos andando del centro, pero por el precio y lo bien que nos trataron merecen muchísimo la pena.
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La verdad que estuve en Praga en 2010 de interrail y no me dio tiempo a visitar Cesky Krumlov pero viendo tu artículo dan ganas de visitarla.
Gracias por el comentario. Merece la pena.
Por lo que parece hambre no pasásteis… xD
¡Qué ganas de visitar la República Checa! 🙂
¡Un saludo!
Y todavía no hemos llegado a los Gulash…. El hambre es una cosa que no nos suele acompañar en los viajes. 😉
Gracias por el comentario.
Me encantó Praga y Karlovy Vary (yo también tengo fotos con el geiser, jejeje) pero lo que no fui es a Cesky Krumlov, ya veo que fue una pena perdérmela, así que habrá que volver jejeje también me hablaron muy bien de Kutna Hora, así que República Checa prepárate para otra visita de la cosmopolilla 😉 un abrazo.
Hola Patri,
A Kutna no fuimos por culpa del tiempo. Qué nos faltaron un par de días.
La República Checa es un país interesante como para repetir y además la cerveza está muy buena.
Menuda envidia (sana claro). Hace 2 años estuvimos en Praga y teníamos pensado ir a Cesky Krumlov, pero no habíamos reservado, lo miramos a última hora ya en Praga y nos quedamos con las ganas. AL final vimos el castillo de Karlsteijn.
También nos encantaron esos dulces que hacían en la calle, y que decir de los pinchos morunos y de lo de andar jarreando cerveza a esos precios.
La verdad es que nos quedaron ganas de repetir.
Un saludo