En Varsovia reservamos el hotel Hampton by Hilton Warsav City Centre donde teníamos incluido el desayuno en el precio de la habitación. El desayuno es bastante completo y abundante así que encontrarás algo que te apetezca sin problemas.
Al salir a la calle el calor nos ha abrasado, la verdad es que ha sido muy intenso durante toda la mañana. Como no podía ser de otra manera, lo primero que fuimos a visitar fue el Palacio de la Ciencia y la Cultura que está muy cerca del hotel. Se trata del rascacielos más odiado por los habitantes de Varsovia porque fue un regalo de Lenin a la ciudad.
Imaginaos cómo sería la plaza cuando lo construyeron, no habría ningún edificio alto por lo que debía de ser imponente. Actualmente hay otros rascacielos alrededor y no llama tanto la atención. Alberga museos, cines, exposiciones,.. Si estás interesado puedes hacer una visita guiada por el interior para aprender sobre sus usos, historia, construcción, etc…
[alert-announce]Dicen que la mejor vista de Varsovia es desde este edificio. EL caso es que los habitantes de Varsovia lo dicen porque es desde el único sitio desde el que no lo ves.[/alert-announce]
Hay un parque alrededor que hemos ido visitando de sombra en sombra porque parecía que nos íbamos a derretir en cualquier momento, durante el paseo nos ha encantado un banco que era como un libro con un cuento.
Nuestro siguiente destino fue el centro histórico reconstruido después de la Segunda Guerra Mundial.
De camino nos hemos topado con una avenida que habían cortado porque nuestra visita ha coincidido con la Calle de la Moda de Varsovia (Warsaw Fashion Street).
Un montón de puestos de diseñadores locales con sus creaciones. Esta calle es además una de las que reconstruyeron después de la guerra.
Más adelante, acercándonos al casco antiguo, nos encontramos con un escenario en el que estaban realizando pases de moda y dando conciertos en directo. Estaba bastante animado con mucha gente disfrutando del espectáculo.
Antes vimos la plaza de Kopérnico con una estatua en su nombre y justo al lado otro banco de piedra que nos llamó la atención. Era un hito del recorrido por los lugares en los que Chopin estuvo en Varsovia.
Tenía un botón que al pulsarlo iniciaba la reproducción de una obra del artista.
Un detalle que nos llamó la atención es que justo enfrente de la estatua de Copérnico vimos una manguera en el suelo con un aspersor gigante que refrescaba el ambiente y que permitía a la gente mojarse, así era el calor que hacía.
Llegando ya a la zona “más” antigua de Varsovia, vimos unas bicicletas con una especie de cajón que ofrecían limonada fresca y nos tomamos una cada uno por 14 PLN ambas (menos de 4 €).
Nos supieron a gloria y nos dieron energía y sales minerales para poder continuar.
CENTRO HISTÓRICO DE VARSOVIA
La plaza principal es preciosa, se va abriendo según te acercas y te va gustando cada vez más. Hicimos una barbaridad de fotos para reflejar la vista del castillo, la iglesia, la columna central y los coloridos edificios del fondo.
Componen una imagen con mucho encanto.
Nuestros pies nos llevaron a las calles que componen el centro histórico de las que disfrutamos así como de sus edificios. Aunque se reconstruyeran lo hicieron basándose en los planos originales así que no se puede decir que tengas la sensación de estar en un parque temático. Esta zona se nota que es mucho más turística pero en ese momento no estaba excesivamente abarrotada.
Notamos que la temperatura había bajado porque habían aparecido algunas nubes. Como nos habíamos pateado todo el centro en un rato pensamos que era mejor dejar para mañana la visita al castillo y al museo del alzamiento porque si no nos íbamos a quedar sin nada que hacer en Varsovia.
Con el calor que hemos pasado ni nos hemos acordado de comer, ni siquiera hemos tenido una pizca de hambre, nuestro cuerpo sólo nos pedía líquido así que en un Carrefour Express nos hemos comprado unos refrescos y nos los hemos tomado sentados en un parque viendo a la gente pasar.
Ya repuestos, seguimos paseando sin rumbo cuando las nubes pasaron de blancas y esponjosas a negras cubriendo todo el cielo, se levantó una ventolera que nos sorprendió. Empezó a chispear un poco, Ipaelo dijo:
“Si son un par de gotas mejor, así estamos más fresquitos”
Entonces se desató la tormenta perfecta. Lluvia como si no hubiera un mañana, viento que hacía volar la ropa de los puestos y los mismos puestos, bajada de temperatura,… Todo el mundo corriendo y nosotros tuvimos la suerte de meternos en una cafetería/pastelería de lujo francesa. Menos mal que entramos porque nos hubiésemos puesto chorreando. Cualquiera diría que por la mañana nos estábamos asando.
El café, el té y los pasteles que nos comimos nos costaron 40 PLN (10 euros). Merecieron la pena, por no mojarnos y por lo ricos que estaban. Los camareros miraban la calle sorprendidos por lo que no debía ser muy normal que ocurriera algo así.
Íbamos camino de un centro comercial antes de la hecatombe pero menos mal que nos metimos antes en esta cafetería porque era abierto y no tenía ningún sitio donde tomarnos algo. Lo descubrimos porque nos acercamos en cuanto escampó con la intención de acercarnos al hotel por si seguía lloviendo. Allí encontramos un libro polaco que en la portada llevaba una foto de una amiga nuestra y nos hizo mucha ilusión encontrarlo.
¿Os acordáis de mi bolso que se deshizo cuando íbamos en el tren a la minas de sal de Wilezcka?. Pues compramos el sustituto en una tienda que era un Outlet. Un bolso de cuero tipo maletín con un 60 % de descuento. Por si os interesa llegaros, se encuentra justo enfrente del edificio de la música y la cultura.
Como no habíamos almorzado pensamos que era mejor aguantar un poco el hambre y así cenar temprano. Para hacer algo de tiempo y engañar al estómago lo llenamos de cerveza en una cervecería donde tenían casi 100 grifos distintos y las paredes decoradas con chapas.
De paso vimos el partido Alemania-Eslovaquia que ganaron los alemanes 2-0. Lo curioso del bar, aparte de la decoración, es que preguntaban qué tipo de cerveza te gusta y te dan a probar varias para que elijas cual es la que mejor se adapta a ti. Además cuando me estaban sirviendo la mía se acabó el barril y me la regalaron, el vaso estaba casi lleno, así que por 14 PLN (4 €), nos tomamos dos cervezones enormes.
Para cenar, nos fuimos otra vez al centro histórico y fuimos a un restaurante de una cadena local muy conocida Zapiecek. La peculiaridad es que la masa de los pierogis la hacen a mano y la verdad es que estaban muy buenos.
Por 55 PLN (unos 12 €) comimos salchichas con chucrut, un plato de pierogi de espinacas y queso y un tazón de sopa. Muy recomendable si estáis por allí.
Os esperamos en la siguiente entrada de nuestro viaje a Polonia.
Si os ha gustado no os olvidéis de compartirlo. 🙂
- De Wroclaw a Cracovia - 18/04/2017
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Un recorrido fantástico lleno de contrastes. Nos ha gustado mucho el libro-banco o banco-libro. ¡Qué curioso!
¡Saludos!
Hola DinkyViajeros,
La verdad es que me pareció muy curioso/gracioso la idea de hacer algo así para fomentar la lectura.
Saludos Viajeros
¡Qué recuerdos de Varsovia! Estuve en una loca escala de 24 horas volviendo de Pekín y me gustó mucho, muy tranquila, bonita… Pero a mí me hizo fresquete y eso que estábamos a principios de septiembre. La plaza central me encantó, es de esos sitios a los que volvería porque me quedé con ganas de más. ¡Y qué pintaza la comida! Un abrazo de la cosmopolilla
Hola Patri,
Nosotros estuvimos un par de días y tienes suficiente para visitarla, así que en 24 horas too fast, too furious seguro que le sacaste provecho.
Nos esperábamos una comida más grasienta y contundente pero no fue para tanto. Los pierogis nos encantaron.
Saludos viajeros
A pesar de que han pasado unos cuantos años Varsovia sigue como la recuerdo, con calor y tormentas jejejeje. Lo que no conocí es esa cervecería de los cien grifos… sin duda un lugar a tener en cuenta.
Un abrazo
Hola Kris,
Pues creíamos que había sido casualidad pero por tu comentario parece que es más habitual.
La cervecería la encontramos de casualidad y entramos porque desde la calle vimos que tenía las paredes cubiertas de chapas de las botellas de cerveza y nos picó la curiosidad.
Saludos viajeros