Debo reconocer que dormí muy bien en la caravana.
Para mí, la única falta que tiene es que tengamos que salir a la calle para poder ir al cuarto de baño. Esta mañana, después de una ducha y un buen desayuno con nuestro pan tostado y nuestro té, utilizando la cocina del Holiday Park (Ismael dice que es Kiwi) en el que nos alojamos, nos pusimos rumbo a las cuevas de Waitomo.
La conducción por la izquierda no ha sido tan traumática como creíamos en un principio, te acostumbras más o menos rápido, además de que hay muy poco trafico. Lo peor de conducir aquí ha sido el viento, ya que la caravana es muy alta y se nota mucho.
En una revista que cogimos en el aeropuerto leímos que en Otorohanga hay un sitio donde podemos ver Kiwis, el pájaro no la fruta, de camino a Waitomo y además teníamos un cupón 2×1 para la entrada.
El sitio se llama Kiwi House y no os lo podéis perder.
Nosotros tuvimos la suerte de llegar a las 13:00 y vimos 5 kiwis, uno de ellos enorme que pesaba 2,5 kg. Estos pájaros son nocturnos por lo que son difíciles de encontrar en la naturaleza e incluso son difíciles de ver hasta en el zoo.
En este sitio sin embargo los ves sin problemas porque le tienen cambiados los biorritmos y cuando los estás viendo para ellos es de noche. Así que los puedes ver en pleno movimiento. Son aves muy curiosas porque a falta de depredadores ni siquiera han necesitado volar y las alitas que tienen son muy pequeñas.
No tenemos fotos porque la habitación donde los tienen está a oscuras y con el flash les molestaríamos.
Además de estos pajaritos, tienen un pequeño zoo donde ver otras especies neozelandesas como KEAS, AKAS, etc… Muy, muy recomendable. Uno de los pájaros de este zoo nos ha estado siguiendo todo el recorrido, se nota que están muy acostumbrados a los visitantes.
Justo enfrente del Kiwi House hay un parquecito donde puedes pasear y hacerte una idea de la impresionante naturaleza que tienen en este país.
Para almorzar, nos comimos un fish and chips y una ración de mejillones de concha verde (típicos neozelandeses) para coger energías para nuestro próximo objetivo: Las cuevas de Waitomo.
En Waitomo hay varias cuevas que se pueden visitar, dependiendo de lo que cada uno busque, podrás querer verlas todas, una o ninguna.
Nosotros teníamos muuuuuy claro que queríamos ver GlowWorm Cave. La peculiaridad de esta cueva es que sus habitantes son pequeños gusanos luminiscentes que usan la luz que emiten para cazar insectos voladores para alimentarse.
BOQUIABIERTOS nos quedamos con el espectáculo de ver como miles de esos gusanillos iluminan la bóveda de una cueva mientras te pasean en una barca por debajo de ellos. Parecen estrellas en el cielo. Es precioso. La visita comienza con una explicación por parte de un guía de los sedimentos marinos que componen la cueva y continúa con la subida a una barca para ver los gusanos fosforescentes. Hay que mantenerse muy en silencio porque el ruido los altera.
Debido a las inundaciones que hubo por esta zona unos días antes no pudimos ver toda la cueva al completo, ya que era peligroso. Para compensarnos, el guía dio dos golpes fuertes para conseguir que se excitasen, con lo que brillan aún más.
Con el alucine todavía en la mente, decidimos acercarnos a Matamata, donde esta HOBBITON que visitaremos mañana.
Como podéis ver en la foto, en cualquier momento sale Sam a saludarnos.
Buscando el camping más cercano acabamos en OPAL HOT SPRINGS. Éste tiene unas piscinas termales a 37 y 39 ºC donde nos relajamos antes de cenar en nuestra Lucy.
Nos vino bien este momento de relax después de mantenernos tensos por la conducción con el viento.
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