Dublín, capital de la república de Irlanda, es el objetivo de este viaje, teníamos ganas de hacer uno tranquilo y elegimos esta ciudad del Reino Unido por tamaño y cercanía.
Últimamente hemos volado con grandes compañías aéreas, pero esta vez nos hemos decantado por hacer el viaje con Ryanair porque salía muy bien de precio. Con esta compañía debes tener muy claro el asunto del equipaje porque como te pases sólo un poco te puede costar mucho más cara la broma que con otra compañía que a priori pareciera más cara.
El vuelo ha salido esta mañana a las 07:20h por lo que nos hemos vuelto a dar otro buen madrugón como nos pasa en casi todas nuestras escapadas. También es cierto que de este modo aprovechas más el tiempo. De todos modos, en esta ocasión teníamos la tranquilidad de que no íbamos a facturar maletas ya que para una escapada con el equipaje de mano teníamos suficiente.
Cómo llegar a Dublín desde el aeropuerto
Una vez llegamos a Dublín cogimos el autobús 747 que nos dejó muy cerca del hotel. Por 10 Eur cada uno compramos el billete de ida y vuelta por lo que ya teníamos preparado el regreso. Además, como este autobús recorre casi todo el centro casi que parecía que nos habíamos subido a un autobús de ésos turísticos. En unos 50 minutos llegamos a nuestro destino. Desde la parada al hotel tan sólo había que caminar unos 10 minutos.
Hotel en Dublín
Nos alojamos en el Maldron Hotel Smithfield de tres estrellas. El hotel no ha estado nada mal y se encuentra ubicado en una zona muy tranquila que nos ha parecido que era de expansión. La habitación era muy amplia y limpia con una mini terraza a la plaza que hay delante. Enfrente de la destilería de Jameson y a pocos minutos andando del centro histórico.
Primer día
Nuestro primer paseo nos reveló el frío que hace en esta ciudad en Diciembre. El sol era muy agradable, pero el frío era bastante penetrante ya que las temperaturas eran bajas y además hacía bastante humedad por lo que la sensación térmica es aún menor.
Callejeando hemos dado con la Christ Cathedral.
Cuando íbamos a entrar nos avisó una chica que había que pagar 6 Eur por cabeza para verla. En principio nos pareció algo caro y hasta nos indignamos un poco porque otro chico, mientras estábamos pagando, entró y no le dijeron nada de que había que pagar, aunque también debo decir que sólo se asomó y se marchó rápido.
La iglesia es de la época medieval (año 1.050 aproximadamente) y tiene infinidad de detalles y cosas curiosas.
Con la entrada te permiten bajar a la cripta en la que han puesto una cafetería. La verdad es que debo reconocer que la visita no ha estado nada mal y que nos ha gustado bastante aunque sigo pensando que es algo cara la entrada.
Después de esta visita seguimos andando, que es lo que más nos gusta cuando salimos de viaje: PASEAR. Nos pusimos a buscar el famoso Temple Bar. Antes de llegar pasamos por el Castillo de Dublín y entramos a verlo.
En él, actualmente, tienen los ministerios y más que un castillo tiene apariencia de un palacio. Por toda la zona que le rodea, hay callejuelas de pubs y zonas muy animadas de gente.
Cuando llegamos al Temple Bar, nos tomamos, como no podía ser de otra manera, nuestra primera Guinnes en este país en honor a San Patricio.
El bar es agradable y tiene música en directo. Como en todos los pubs también tienen comida.
Todos los sitios ya estaban adornados para la Navidad incluyendo los pubs que estaban muy recargados de adornos. Nos tomamos nuestras pintas sentados junto a una foto de Tom Jones enmarcada con un ticket de autobús en el que plasmó su autógrafo.
Después de esta parada, hemos continuado callejeando. Localizamos el Trinity College, que visitaremos mañana y la fábrica de Jameson que se encuentra justo enfrente de nuestro hotel y para la que concertamos cita para visitar mañana a las 10:00h.
Cuando ya nos apretó el hambre, pensamos que era buena idea que nuestro primer almuerzo en Dublín fuese un fish and chips. Fuimos a un sitio que se llama Malone’s y comimos bacalao fresco y bacalao ahumado con patatas.
Ya teníamos metido el frío en el cuerpo y aún no se había ido el sol del todo…
Después de la comida continuamos dando vueltas y viendo la zona más comercial. Por supuesto que estaba repleta de gente además haciendo compras que supusimos serían para los regalos navideños. Las tiendas estaban repletas. También disfrutamos de diferentes puestecillos con motivo de estas señaladas fechas. Por la zona comercial encontramos el monumento gigantesco que construyeron en la época de bonanza, The Spice.
Se trata de una especie de monolito que emula una enorme aguja que intenta llegar al cielo. Es muy moderno, pero a nosotros no nos ha gustado especialmente. Además, tienen serios problemas para mantenerlo limpio.
Cuando ya volvíamos a estar helados de frío, nos paramos en una cafetería llamada Grand Central Café a tomar algo calentito para reponernos un poco. La chica que nos atendió hablaba bastante bien el español. Nos comentó que es rumana y que por eso sabe hablarlo bien porque dice que se parecen ambos idiomas. Después de entrar en calor continuamos el paseo dándonos cuenta de que ya habíamos recorrido todo el centro de Dublín.
Nos acordamos de la estatua conocida como Molly Malon que se encuentra en una de las esquinas del Trinity College. Recorrimos todo el perímetro hasta encontrarla y fotografiarnos con ella.
Cenando en la capital de la república irlandesa
Para cenar nos acercamos a un restaurante en el que nos fijamos ya por la mañana cuando pasamos cerca. Se encuentra al otro lado del puente cruzando el río Liffey. Se trata de un gran recinto con el restaurante en un lado y el pub en el otro. Entramos aproximadamente a las 21:00h y parecía que nos íbamos a quedar sin cenar por la hora, pero después de pedir nosotros nuestra cena, vimos que entraban otras chicas españolas a las que también sirvió sin problemas. La comida estuvo bastante bien. Hicimos caso de la recomendación del camarero sin habernos enterado muy bien de lo que nos decía pero acertamos de pleno.
Comimos unos filetitos de cerdo ahumados con salsa y verduras y un sándwich de roast beef con queso y patatas fritas. Para beber, por supuesto, unas Guinness bien tiradas. Durante la cena estuvieron retransmitiendo un partido de la Champions League del Celtic de Glasgow que según nos pareció tiene muchos seguidores por esta zona. Este pub también tiene música en directo pero ya estábamos cansados y preferimos irnos a descansar.
El frío por los alrededores del río es muy intenso. El aire era gélido por lo que el recorrido de vuelta al hotel lo hicimos a un ritmo impresionante para llegar lo antes posible.
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Dublín es una capital que nos gustó mucho, tiene muchísimo ambiente.
Bonitas fotos. ¡Y que no falte esa Guinness! xD
Saludos viajeros. 🙂
Tomarse una Guinness no podía ser de otra manera… bueno la verdad que a mi no me gusta ya que es muy amarga, pero mi marido se la toma por mi XD yo me tomo el Cider 😀
Creo que lo que mata en Dublin es la humedad más que el frío (las temperaturas no son tan bajas pero se siente el filo del cuchillo de la humedad sobre la piel), además de que el sol se va tempranito en invierno (el por eso de la Guinness y sus cualidades calóricas reconfortantes). Buena elección la del fish and chips (hay irlandeses que se alimentan casi exclusivamente de papas fritas, eso me consta). “Nollaig shona dhuit” es lo que tienen que decir para las próximas navidades que pasen en la isla. Saludos chicos!
Muy buenas fotos. La catedral está curiosa por dentro, sobre todo lo de la cafetería en la cripta.