Ayer vi un vídeo que me trajo recuerdos de nuestro viaje a Egipto. En él una mujer sola atraviesa uno de los puentes más populares de El Cairo y graba los gestos y palabras de los hombres con los que se va cruzando para denunciar el acoso sexual que sufren a diario las mujeres tanto egipcias como extranjeras.
Nosotros tuvimos una experiencia similar tanto en la Corniche (Paseo en la ribera) del Nilo como paseando por las ciudades. Creíamos que como fue el primer sitio turístico del mundo no nos íbamos a encontrar con ese rechazo y descaro hacia una mujer.
Los que me conocéis sabéis que peso más de 100 kilos y mido casi 1,90. Manmely se vistió con vestidos con mangas largas y largo hasta la rodilla. Pues como son como son de retrogrados, se dirigían a mi diciéndome:
- ¡Qué suerte tienes!
- ¡Qué buena mujer para un egipcio!
- ¡Tu mujer es Nefertiti!
- ¿Cuánto quieres por ella?
- Eres un hombre afortunado.
Lo mejor vino cuando descubrimos que había dos tipos persiguiéndonos y haciéndole fotos, entonces empecé yo a hacérselas a ellos y empezaron a reírse.
No sólo los hombre participaban en esta especie de «acoso», los grupos de mujeres se iban avisando para que se volvieran a mirarnos, incluso algunas nos decían cosas que no lográbamos entender, y algunos niños cuando pasaban cerca nuestra alargaban la mano para tocarnos.
Otro detalle curioso fue cuando hicimos el checking en el hotel de Luxor. La reserva estaba a nombre de Manmely, pero el que tenía que firmar para el cargo en la tarjeta era yo. Sabíamos que estas cosas podían pasar, pero no deja de ser sorprendente ya que el cargo del importe de la habitación iba a hacerse en la tarjeta de Manmely pero era yo el que lo autorizaba… Vamos, algo sorprendente en pleno siglo XXI.
Tiene que ser muy difícil viajar por tu cuenta, sin la cobertura de un touroperador, siendo mujer y más aún si vas sola.
