Despertarse en Estambul, es hacerlo con las llamadas a rezo de las miles de mezquitas que llenan la ciudad, alrededor de 2500.
El desayuno del hotel, es un punto, puedes elegir como quieres disfrutarlo. Al estilo turco, comiendo aceitunas, ensaladas de queso con especias, quesos de diferentes clases, salchichas de pollo o ternero o al estilo europeo, con tostadas, cereales, fruta, zumo y demás apaños. En resumen, que nos hemos puesto las botas.
Las vistas desde el restaurante del hotel es preciosa. Tenemos delante una mezquita, una sección del Gran Bazar y la universidad.
Hoy queríamos ir al distrito de Besiktas, para ver el palacio Dolmabahçe, pero nos hemos liado un poco con los transbordadores y hasta que un señor mayor, en su excelente turco, no nos ha explicado que primero tenemos que ir a Üsküdar (barrio asiático) y después coger otro barco allí hemos estado perdiendo el tiempo.
Una vez en Üsküdar, nos hemos liado a ver cosas: La Torre de Leandro, el paseo junto Bósforo y un par de mezquitas.
Usan el muelle como mirador y zona de paseo. La gente se sienta, toma té, come pipas y pasan el rato.
Nos llamó la atención que había globos amarrados con cuerdas en el agua, no sabíamos para que eran o si se habían caído después de una fiesta. Pues no, es un juego. Hay personas que alquilan pistolas o escopetas de aire comprimido y te entretienes disparándoles.
Como el tiempo se iba pasando, nos hemos comido, viendo la torre de Leandro, un bocadillo de filete de pescado asado, es curioso, recién pescado el.pescado, valga la redundancia, lo hacen filetes y lo asan.
En una de las mezquitas que visitamos estaban repartiendo arroz con garbanzos, un par de dulces y un vaso de Ayran (bebida de yogurt salada y muy popular) a todo el que hiciera cola, incluidos turistas.
Cuando terminamos nuestros bocatas, decidimos ir a ver el palacio. Como supondréis se nos había ido el tiempo, llegamos a las 15:50 y cerraba a las 16:00.
Para no perder la tarde decidimos ir a la plaza Taksim, lo que no contábamos es que tendríamos que subir tantísimas escaleras y cuestas. Mientras hacíamos el camino, pasamos por el estadio de fútbol que toma el nombre del barrio: Besiktas.
Estábamos en la zona nueva y se notaba, el acero y el cristal predominaban en los edificios y calles. Fuimos bajando por la calle Istiklal que esta llena de bares y comercios donde te puedes tomar un té o dos como hicimos nosotros.
Había tantas tiendas que acabamos comprando una gorra del equipo de fútbol Galatasary, una bolsa de una mini manzanas ultra verdes y muy acidas y una bolsa de piquitos gigantes.
Paseando, paseando se hizo de noche y pensamos que mejor final de día que tomarnos algo en el hotel Pera Palace, famoso porque en él, la gran escritora del misterio Agatha Christie escribió asesinato en el Orient Express.
Ahora viene lo curioso del día, buscando el Pera Palas (no esta mal escrito, es así como lo llaman los turcos), nos perdimos un poco, en ese intervalo cerraron todo. Con tanto te tanto te, nos surgió un gran problema.
No encontrábamos ningún baño. Ni café, bar, tetería, hotel o lo que fuera, nada de nada. Llegamos a plantearnos que Mari Carmen se hiciera pis encima y después cubrirse con una chaqueta, no era plan de ponerse allí con el culo al aire.
Nos pusimos a callejear, casi corriendo. De pronto cerca de la Torre Galata, vemos en una pared escrito con baldosas: WC. En ese momento, vimos el cielo abierto, pero el del Islam. Dentro había 3 hombres, que se salieron para que entrara Manmely, mientras yo charlaba, con el más joven, que me contó, que eran los baños de su mezquita, le pregunté que por que era “SU” mezquita y me contestó que era el almuecín.
Haciendo gala de su hospitalidad, nos enseño la estancia, la frecuencia de sus rezos, sus costumbres, y ahora viene lo mejor, nos cantó una llamada a la oración a nosotros solos, se te ponen de punta todos los pelos del cuerpo.
Nos invitó a quedarnos para que viéramos como era todo el rezo, cuales eran los pasos que daban y cual era el proceso completo desde que se lavan brazos, piernas, pies y cara hasta que salen por la puerta una vez que terminan. Todavía quedaba más de una hora y teníamos que llegar hasta otra zona de la ciudad.
Nos recomendó que nos fuéramos del barrio. No era recomendable cuando caía la noche para turistas despistados, así que nos fuimos andando hasta el hotel.
Solo puedo alabar a los turcos, te tratan de la mejor forma que pueden.
Estambul de noche es muyyyy oscura y da un poco de canguelo. Estábamos bastante lejos de la zona donde estaba el hotel, nos metimos por calles totalmente oscuras porque parece que ahorran electricidad, en la mayoría totalmente solos y cualquier ruido te daba la sensación de que alguien te iba siguiendo, como cuando cruzamos un puente y venían dos hombres, uno por delante y otro por detrás nuestra. Yo ya me había montado la película del robo en mitad del puente…. ¿Sabéis qué?. Pues no paso nada y además hicimos la siguiente foto.
Cenamos en el mismo sitio de ayer, por que la camarera, nos vio desde la acera de enfrente y nos llamó.
La comida, es excelente, no sirven cerdo, pero lo demás es exquisito, si me dicen hace un mes que iba a comer yogurt, con ajo, berenjena y chile, no me lo creo.
Hemos llegado al hotel RE-VEN-TA-DOS.
Mañana, esperamos ver, algún monumento de los imprescindibles, por que estos días solo hemos visto tres mezquitas por dentro.
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Como os cuidais, que bien!! Yo tambien he estado conociendo nuevos mundos, hoy toca el que hay debajo de mi cama, a barrer se ha dicho.
¡Qué buena experiencia!, las caminatas, la hospitalidad de los turcos y hasta los globos para reventar!!, me encantó esta especie de “lado b” de Estambul!
Muchas gracias por el comentario.
Pues si te ha gustado esta entrada ya verás cuando leas los siguientes que nos metimos por los barrios populares.
Me ha encantado el post. La sensación que he tenido es que la gente es amable (repartición de comida en la cola de la mezquita, la camarera que os llama la atención…) y muy curioso el “juego de los globos”
Hola Verónica,
Los turcos son amables o por lo menos lo fueron con nosotros. Lo que no quita que de vez en cuando te lleven a la tienda de un primo para invitarte a un te.
Si tienes oportunidad, Estambul es una buena apuesta.
¡Ay, qué recuerdos de Estambul! Esos despertares escuchando la mezquita, el paseo por el Bósforo, Santa Sofía, los bazares… Estambul es una ciudad mágica que engancha tanto… Al leer vuestro post ya me han dado ganas de volver jejeje ¡y la comida también me gustó mucho! Un abrazo de la cosmopolilla.
Gracias por el comentario Patri.
Nosotros vamos a volver pronto. Es un sitio impresionante y la comida, si te gusta probar cosas, es una pasada.