Desde las 03:00h estábamos despiertos (el dichoso jetlag…) así que aprovechamos para salir a correr un poco. Justo enfrente de nuestro hotel hay un pequeño parque llamado Flastag Garden que nos vino de maravilla para realizar entrenamientos los dos días que hicimos noche en Melbourne. Como aquí amanece muy temprano (a eso de las 5:30h), mucha gente hace deporte por la mañana antes de ir a trabajar. Da gusto ver tanta actividad de buena mañana. El tiempo es algo frío a esa hora, pero es agradable para hacer ejercicio.
Después de nuestra carrerita y una reparadora ducha, disfrutamos del desayuno en el bar de al lado del hotel. Nuestra reserva no tenía incluido el desayuno, así que podíamos elegir, pero nos pareció acertado desayunar ahí por la cercanía. El pan y los pastelillos eran caseros y podías seleccionar entre diversas clases. Todo rico y ecológico. En esta ciudad vimos mucho gusto por la ecología y la comida vegetariana además de muchos bares de zumos y batidos. Nos llamó la atención que en casi todos ellos había cola para disfrutar de un refrescante y revitalizante zumo de frutas. Probamos algunos durante nuestra estancia en el país y nos gustaron mucho.
El día amaneció muy nublado pero lo que más nos sorprendió fue el frío que hacía, sinceramente no esperábamos temperaturas tan bajas en esta época del año (comenzando la primavera).
El recorrido del día comenzó en la Old Melbourne Gaol, la prisión que se encuentra en el norte de la ciudad. Una vez allí, nos pareció que no merecía la pena entrar, así que nos paseamos por los alrededores.
Muy cerca de allí hay un gran parque en el que se encuentra el centro de exposiciones de la ciudad que estaba preparándose para una exposición de bicicletas que comenzaba al día siguiente. Justo detrás del centro de exposiciones se encuentra el Museo de Melbourne. Nos vino de maravilla el momento de encontrarlo porque estando en la puerta comenzó a caer un buen aguacero. El museo es muy completo, tiene exposiciones del bosque recreando el hábitat natural del Kakadú, del cuerpo humano, de la teoría de la evolución, de insectos, de la cultura aborigen, y un montón de exposiciones muy interesantes tan sólo por 10 dólares por cabeza. Nos ha llevado toda la mañana visitar el museo. Después de un café calentito, continuamos nuestra ruta.
Nuestra siguiente parada fue en la State Library of Melbourne.
Esta biblioteca es preciosa y enorme. Además de las exposiciones de libros interesantes, también alberga algunas exposiciones de pintura y una en especial del famoso personaje australiano Ned Kelly. Me resultó muy curioso que este personaje fuera tan emblemático y famoso en esta ciudad ya que, cuando revisas su biografía compruebas que no era más que un ladrón que estuvo preso en multitud de ocasiones. Al parecer, fue la intervención de la prensa la que creó tanta fama.
La biblioteca tiene varias salas aparte de la famosa Dome que es la más bonita. Todas las salas estaban atestadas de gente, incluida una dedicada exclusivamente a juegos con varias televisiones con consolas e incluso un ajedrez gigante en el centro de la sala.
El resto del día lo pasamos dando paseos por toda la ciudad y visitando las zonas más comerciales. Nos encantan estos paseos porque es cuando en realidad respiras la esencia de la ciudad que estás visitando. De hecho, en este paseo fue cuando pensamos que los australianos tienen un dudoso gusto para la moda desde nuestro punto de vista. Las chicas en Melbourne se arreglan poco, van con ropa muy cómoda y sport. En una de las exposiciones del museo vimos unas fotos de manifestaciones en contra de la moda en la década de los 80 y pensamos que es posible que esta tendencia haya influido en la vestimenta de las féminas.
Con el descoloque que supone el cambio horario, ni siquiera almorzamos, por lo que no nos costó nada cenar temprano (¡a las 20:00h!). Para elegir sitio nos hemos dejado aconsejar por Foursquare. El restaurante elegido se llama NRB Café Bar. Cenamos por unos 50 AUD (incluyendo propina) y hemos tomado una súperhamburguesa para Ismael y un filete de pollo empanado con jamón y queso para mí que era gigante, ambos acompañados de patatas fritas y ensalada. En este sitio fue donde descubrimos la cerveza de jengibre, no tiene alcohol y nos ha gustado mucho, ha sido todo un descubrimiento.
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¡¡Pedazo de bichos!! Parafraseando a Mariló: “Pero los animales estaban vivos o no”. Me ha encantado el post