Empezamos el día con un baño en las pozas termales de las que disponía el camping, después de pagar nuestra estancia y darnos permiso para salir más tarde. Allí charlamos con un australiano simpático que conocía Europa bastante bien y estuvimos hablando de nuestros respectivos itinerarios por Nueva Zelanda. Nos aconsejó que nos acercásemos al Museo de Rotorua.
Pasamos la mayor parte de la mañana allí. En varias exposiciones cuentan como fue la llegada de la cultura Maorí a Nueva Zelanda y como han ido evolucionando y adaptándose a las diferentes culturas y tendencias que han pasado por el país. Está ubicado en un edificio que ha sido desde balneario, a restaurante o zona roja.
Ahora es un pequeño museo muy bien montado con detalles tales como una película donde explican cómo se convirtió la ciudad en turística y como la erupción de un volcán lo cambió todo, con terremoto incluido en las butacas.
Repusimos fuerzas en la cafetería del museo y nos fuimos a ver WAIOTAPU, un parque de zonas volcánicas lleno de cráteres, de emanaciones de azufre y de agua burbujeante.
Vista del parque termal de Waiotapu en Rotorua.
Hay 3 recorridos desde 1,2 hasta 3km donde vas viendo los lagos que se han formado con diferentes colores debido a los minerales que emanan de la tierra mezclados con el agua caliente.
Es interesante pensar que debajo de nosotros hay un magma caliente que puede cambiar la faz de la tierra en un momento o en muchos años debido a la fuerza del agua que calienta.
Los colores se mezclan, con el verde de los árboles y las plantas creando un efecto hipnótico.
A este lago se le llama Champán (Champagne Pool) por el color que adquiere el agua. La temperatura del agua no nos da ganas de probar si sabe a champán o no.
Por todas partes van avisándote del peligro que supone salirse del camino ya que el agua está a 100ºC y de que si te pasa algo es tu responsabilidad.
El azufre está presente en todo el parque de Waiotapu tanto físicamente, como se ve en las fotos como por el olor a huevo podrido que no podéis oler, suerte que tenéis.
Cuando terminamos el paseo de 75 minutos y nos hartamos de hacer fotos, nos dirigimos a la salida. Es curioso porque te apuntan el color de tu transporte y la matrícula para verificar que todo el que entra en Waiotapu sale y no tener a un turista cociéndose o perdido en una de las pozas.
Cuando salimos del parque cogimos a Lucy y nos fuimos a ver unas piscinas de barro caliente, donde vimos pequeñas erupciones de barro gris.
Partimos hacia el parque del Tongariro con la intención de ver el monte del destino y Mordor. Este parque es gigantesco y sientes como estás en medio de la nada sin nadie en muchos kilómetros a la redonda. Da sensación de paz. Cuando íbamos llegando nos dimos cuenta que había muchas nubes bajas.
Pudimos hacer alguna foto al Monte del Destino, pero con una nube gigante tapando toda la cima.
Al llegar al camping en el centro del parque nos confirmaron que llevan 3 días sin poder ver la cúpula de la montaña. Nos metimos en Lucy con nuestra estufita porque por esta zona de montaña hace bastante frío. Después de hacer copias de seguridad de las fotos y vídeos, cenamos unos fideos rápidos calentando el agua en nuestro hornillo y nos metimos en la cama con el calefactor puesto que hacía un frío de demonios.
Fue una lástima que estuviera nublado toda la noche porque desde este sitio deben verse las estrellas de maravilla.
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Socorrroooo el monstruo del pantano!!! Alguien que se bañó a 100°
Lo del barro salpicando y burbujeando tiene que molar un montón. Envidia es poco lo que te tengo…
También tengo vídeo de esa parte. Es un poco hipnótico.